La era de la (des)información
El otro día tuve la oportunidad de escuchar uno de esos comentarios que tienen la capacidad de poner en tela de juicio todo lo que creemos saber del mundo en el que vivimos. Iba algo más o menos así: “Yo ya no como atún porque -dicen- que te puedes envenenar por mercurio”.
La razón para dejar de comer este manjar godín, según esta persona, era que dentro de los animales marinos que más consumimos, el atún es de los más grandes; pero como cada vez se están contaminando más nuestros mares y ríos, el pez que más absorbe estos desechos debido a su tamaño, es el atún. ¡Lógica innegable, no más atún para los godínez!
La verdadera preocupación que debería de tener esta persona es ¿cómo competir contra un post en facebook, con tan “sólidos” argumentos, que es capaz de hacer que una familia cambie sin dudarlo dos veces sus hábitos alimenticios?
El problema al que me refiero no es tan sencillo de señalar, ni mucho menos de comprobar. Pasa desapercibido frente a nuestros ojos cada vez que hacemos nuestro scroll diario de redes sociales y noticias.
Le he dado tantas vueltas en mi cabeza a este problema, que no pude pasar de largo un tweet de Forbes donde sugerían que beber más alcohol podría ayudar a la memoria. Uhmm, interesante. Y si lo dice Forbes, debe ser verdad, no?
Fue tanta mi curiosidad que tuve que entrar a la nota (¡vientos Forbes!, objetivo cumplido). No terminaba el primer párrafo, cuando todo se volvió aún más curioso, el artículo hacía referencia a una publicación en la revista Nature, considerada una de las fuentes más confiables en el mundo de la ciencia. ¡Debe ser verdad, Forbes y Nature no pueden estar equivocados, aún hay esperanza para los borrachos!
Desde luego, hice lo que todo el mundo -obviamente- hace en esos momentos, di click al link del estudio. Mis conocimientos en estadística y análisis de hipótesis no son lo que me definen como persona, sin embargo, tengo cierta noción que me ayuda a cuestionar de manera general un experimento. Long story short, un experimento con observación naturalista con tests de memoria un día antes y después de haber consumido alcohol. Los resultados fueron variados, pero si, en las situaciones específicas como se desarrolló el experimento, una de las diferentes muestras arrojó datos que podrían revolucionar la industria del alcohol (meh, más o menos). Después de leer los resultados del experimento y de tener un flashback a mis clases de estadística en la carrera, me topé con unas líneas simpáticas: “ There are inevitable limitations of a naturalistic design. We allowed participants the freedom to consume the alcoholic beverage and quantity of their choice, but then were largely reliant on the participants’ estimates for amount of alcohol consumed, which can be inaccurate particularly as alcohol is a memory impairing drug”.
¿Cómo?
“…which can be inaccurate particularly as alcohol is a memory impairing drug”.
¡Ah!
No tengo idea si los editores en Forbes leyeron y entendieron el estudio o solo tergiversaron los resultados para crear una nota (¿me pregunto cuál será?); al menos, agregaron una advertencia al final del artículo: “Obviously these findings aren’t an endorsement of binge drinking. The long list of negatives associated with drinking too much far overshadow any positives”.
El problema no es el experimento, quizás termine por demostrarse que, en condiciones muy específicas, ciertamente exista una correlación entre una mejora de memoria a corto plazo y el consumo de alcohol. Quizás no. Pero cuando una fuente “confiable” de noticias e información busca, a través de títulos sensacionalistas, atraer público a su página, es cuando sabes que la verdad detrás de la información pasó a segundo plano.
Aún peor, el siguiente post de TIME en facebook:
¡Maldito cerdo capitalista, malditos gringos que crean guerras para mantener su economía!
Lo que en realidad Koch quiso decir: “I think we can have growth rates in excess of 4%. When I’m talking about growth rates, I’m not talking about that GDP, which counts poison gas the same as it counts penicillin, (…) what a monstrous measure this is. If we make more bombs, the GDP goes up — particularly if we explode them. (…) Maybe we make more bombs, I’m just kidding. I won’t go there”.
La redacción de la nota, afortunadamente, deja claro que hubo un tono cómico en el comentario, sin embargo, para todas las personas que no entraron a la publicación, Koch es un millonario conservador dispuesto a crear una tercera guerra mundial con tal de darle un impulso a la economía gringa.
Mi preocupación es verdaderamente grande. Si no puedo confiar en la seriedad de Forbes; si lo importante para TIME se está convirtiendo en obtener clicks a través de títulos llamativos; y si las publicaciones científicas de la revista Nature carecen de validez estadística ¿en quién puedo confiar, en el Deforma?
Es probable que mis amigos y familiares ya estén hartos de mi cuando les repito -por séptima vez- que no crean todo lo que leen en facebook. No tengo nada en contra de la red social per se; indudablemente es una gran plataforma que ha logrado “conectar” a todo el mundo, y que, por sobre todas las cosas, nos recuerda a quién hay que enviar felicitaciones de cumpleaños. El problema es que es regularmente ahí donde solemos encontrar el mayor número de artículos donde nos instan a dejar de comer atún porque podríamos envenenarnos y esto, sumado a la falta de criterio y cuestionamiento sobre lo que leemos, nos convierte en presas fáciles para todos esos medios que lo único que buscan es llegar a la meta de visitas convertidas a la página durante el mes.
Pero que complicado se puede volver desarrollar criterio. Claro que es mejor leer Forbes o TIME a leer algo de Breitbart si queremos una opinión “objetiva” del güero Donald, pero cuando veo como los medios “respetables” comienzan a verse superados por encabezados llamativos y metas de visitas mensuales, lo único que queda por hacer es convertirnos en críticos de los mismos medios.
Quizás sea el mayor cliché mexicano de los últimos años, pero, ¿por qué no leer un poco más? Ciencia ficción, blogs, lo que ustedes quieran. Aprender de temas “random”. Kottke para tu post del día; Kialo para tomar en cuenta los puntos de vista contrarios a nuestras opiniones; escuchar Invisibilia para entender un poco más las emociones humanas; Farnam Street para, literalmente, entender como funciona el mundo. Protip: descarguen Pocket. Hay muchas opciones allá afuera, y solo podemos mejorar nuestro criterio si nos acostumbramos a cuestionar el trasfondo de lo que estamos leyendo, a leer entre líneas y entender el contexto en el que nos encontramos.
Esta desinformación no es culpa del gobierno y mucho menos de Peña, tampoco del sistema educativo que instauró La Maestra; la información está al alcance de nuestros dedos pero preferimos ver un video llamado “Funny videos 2016 : Stupid people doing stupid things” en YouTube. FYI, ese video tiene más de 14 millones de visitas, 4 millones más que el episodio de Last Week Tonight de John Oliver, donde habla acerca del problema por el que atraviesan las publicaciones científicas.
Lo único que busco con este post es crear conciencia de que nunca había sido tan importante como lo es ahora el desarrollar nuestro criterio y sentido común. No podemos ir por la vida creyendo todo lo que leemos y escuchamos sin cuestionarnos si es verdad lo que estamos leyendo o solo quieren que hagamos click para entrar a una página de internet: ¡haz click aquí, la 4a nota te sorprenderá!