6 situaciones en las que das gracias que no eres un cavernícola
Hace unos 20,000 años:
Sabemos que los cavernícolas no lo pasaban tan cómodo como nosotros lo hacemos en el siglo XXI, pero ¿realmente qué tan mal la pasaban?
1. La comida
¿Cuál es la forma más efectiva de saber si un alimento es venenoso? Muy fácil, pruébalo y espera. ¿Cuanta gente no solo se enfermó sino murió probando comida nueva? Imagínate estar en un bosque hace varios miles de años, todo va bien, el cielo azul sobre tu cabeza, cuando te das cuenta que ya es la hora de comer, te acercas a un arbusto con unas bayas rojas que hasta brillosas se ven, has caminado por bosques similares durante toda tu vida y has probado muchas bayas similares a esa, ¿qué podría salir mal? Media hora después los vómitos y diarrea no paran, comienzas a perder líquidos y azúcares a una velocidad alarmante, los mareos te dejan altamente desorientado y si no hay nadie cerca para avisar a la tribu, puede ser que haya sido el último bocado que diste en tu corta vida.
2. ¿Vamos al zoológico?
La gente no tenía necesidad de visitar el zoológico, la gente vivía en el zoológico.
Hay una explicación del por qué vemos caras en todo lo que miramos. En las nubes, en los árboles, en los enchufes de las paredes… nuestros cerebros evolucionaron para identificar la cara del tigre escondido entre la hierba o la cara del oso en la oscuridad de la cueva (a esto se le llama pareidolia), la capacidad de identificar una cara familiar a diferencia de un rostro que amenazaba nuestra vida fue fundamental para la supervivencia de la civilización.
La próxima vez que te asusten los ladridos de un perro en la calle, recuerda que tus ancestros cavernícolas tuvieron que domesticar jaurías de lobos enteras para no morir en la noche a costas de sus colmillos.
3. Road trips
¿Te has puesto a pensar lo lento que caminamos? En promedio una persona camina a 5 km/hr. Aunque bueno, quizás no es que nosotros seamos lentos sino que somo minúsculos en comparación del tamaño de la Tierra. Aún así… imagina que quieres visitar a tu familia en otra ciudad, en mi caso ir de Guadalajara a la Ciudad de México. Hoy puedo hacer 1 hora al aeropuerto, esperar otras 2 ahí, 1 hora de vuelo y otra hora hacia la casa, más o menos 5 horas de puerta a puerta. Si quisiera ir en coche y disfrutar de la carretera haría alrededor de 6 horas.
Ahora pensemos que mi yo cavernícola quisiera visitar a su familia hace 10,000 años. Según Google Maps, de puerta a puerta, haría 116 horas, o casi 5 días, para recorrer los 562 km de distancia que dice Google que hay. Pero es claro que hay que tomar descansos en ese trayecto. Quitando el tiempo para dormir, buscar agua, comida y demás, digamos que caminamos efectivamente 12 horas al día, sin parar por un momento y sabiendo por donde es exactamente el camino. El tiempo subiría a casi 10 días. Más de una semana de caminar 12 horas al día, con los pies adoloridos y sin ninguna otra cosa que hacer más que mirar al horizonte esperando no perder el rumbo o ser atacado por un coyote hambriento.
4. La noche
¿Cuando fue la última vez que fuiste a acampar a un bosque? En lo personal fue hace un par de semanas en las faldas del Nevado de Colima (que como diría un buen amigo, ni está nevado ni está en Colima). El plan era simple, llevar tiendas de acampar, ropa adecuada para el frío, algo de comida previamente preparada, agua y un buen sleeping bag. Llegamos en coche al espacio donde acamparíamos, algunas personas se fueron a buscar un poco de madera (que por “buscar” me refiero a comprar madera a unos 5 minutos en coche y lo demás fue recoger las mejores ramas secas que vieran en el suelo), otro grupo nos quedamos en el campamento levantando las tiendas de campaña y dejando todo listo para que cuando estuviéramos todos juntos pudiéramos empezar a cenar.
Luego tocó la hora de la fogata. Todo muy fácil con la ayuda de poco ocote, mucha madera seca y desde luego un encendedor. Con el fuego (y la sudadera, la chamarra, el gorrito y los guantes) quitándonos el frío, pudimos disfrutar de una maravillosa noche estrellada, constelaciones que jamás había visto en persona (millenial de la CDMX conoce las estrellas por primera vez).
Pero, ¿puedes imaginarte que más pudimos ver esa noche además de la fogata y las estrellas? Exacto, nada… absolutamente nada. Si te alejabas más de 10 metros de la fogata era casi imposible ver más allá de la palma de tu mano. Ahora imagina, todas las noches de tu vida, durmiendo en medio de toda esa oscuridad sin una casa de campaña y sin acceso a fuego instantáneo y con tan solo un garrote por si a un puma se le ocurría acercarse a la tribu.
5. Las enfermedades
Hoy 2020, en tiempos de COVID-19, por peligroso y altamente contagioso que sea este virus, la realidad es que conocemos de donde viene, cuales son los síntomas, principales métodos de contagio, etcétera, etcétera… Ahora veamos un escenario similar hace miles de años.
Al cavernícola más viejo de la tribu le empieza a escurrir la nariz, no sabemos que es pero sabemos que eso ha matado ya a varias personas antes. No sabemos como curarlo, el frío se acerca y lo único que podemos hacer es darle de comer hierbas que supuesta mente ayudaron a la última persona que le dio a expulsar a ese ser maligno de su cuerpo. Pasan los días y la mitad de la tribu tiene el demonio dentro, crece el pánico, ¡¿qué hicimos para merecer este castigo?!
6. La navidad
Ok, el concepto de la navidad no existía hace miles de años pero pensemos por un momento en qué tan diferente era para una persona esperar diciembre en comparación a alguien en la actualidad (ya se, el concepto de los meses tampoco existía).
Para mucha gente la navidad es su época favorita del año. No hace calor, por fin puedes sacar del closet ese abrigo que tanto quieres presumir para cubrirte del frío, hay cenas navideñas cada fin de semana, mucha comida, algunos godínez afortunados tienen vacaciones, regalos, Santa Claus, un árbol en tu sala con muchas lucecitas.
Para un cavernícola hace miles de años, la navidad solo podía significar una cosa: “oye, ¿si habremos juntado suficiente comida para soportar todo el invierno?”. O tal vez un “ojalá este año no se me vuelva a morir de frío uno de los bebés”.
Así que la siguiente vez que estés sufriendo por lo difícil que es la vida, recuerda que tus antepasados cavernícolas no lo tenían más fácil que tú.
“The first person to see a sunset was probably like well this ain’t good” – @online_shwan